Las margaritas del balcón.

Como si de un espejo se tratara, las flores de mi balcón parecen el reflejo de mis pensamientos. Al venir de la montaña estaban erguidas y rozagantes, al pasar los dias de trabajo duro y producción de proyectos brotaban margaritas de los capullos una y otra y otra mas sin parar, pero cuando vino el estres, el desamor y el silencio de repente, se secaron y entristecieron, por mas que las regara y a pesar de la lluvia y el sol, no habia ni una hojita íntegramente verde, era un marrón aguamarina con una gotita de gris que no dejaba respirar al palpitante color de la clorofila. 

Era como ver un murmullo por la ventana, fatigadas y olvidadas. Menos mal que vino Jonás, un día a buscar un paraguas, "Ponles sombra, que el sol las ahoga". Claro, como no se me ocurrió antes, será por todo aquello que no me dejaba crecer a mi tampoco, así somos de rurales los mortales. 

Incluso pensé, quizás éstas margaritas son la forma en la que se hacen tangibles los estados de ánimo de sus cuidadores, reflejándose del nivel de estrés, cosa que influye en el tiempo y el interés que tengan éstos humanos para cuidarlas, entonces se hace evidente la importancia que les des o la necesidad que tenga cada quien de verlas hermosas, sanas y hasta decorativas, y eso dice mucho de uno mismo, sobre todo si las tienes en el balcón o si llevas a la gente a tu casa. 

No creo que las flores sepan que escribo ésto, pero si creo que lo intuyen. Ahora tengo vecinos nuevos que son los que mejor ven mis flores, llegaron en un buen momento, en la resurrección de las margaritas del campo de Requena. 

Bueno, mas que un cuento lo de hoy fue un montón de verborrea floral porque me hace feliz verlas brotar, pero pa' eso mismo están los blogs, pa verborrear a veces.

Ahora bien, ya tengo aprendida la lección, los mimitos a veces son mas sencillos de lo que parecen. Un poquito de sombra de vez en cuando para las flores y el corazón dan como resultado unas margaritas preciosas primaverales que alegran la vista y calman la melancolía.