domingo, 2 de junio de 2013

El niño que soñó con un ciervo.


Hoy me imaginé a un chico soñando, con ciervos
Me desperté pensando en la tierra, en las montañas y en el cielo

Hoy he estado un poco mas cerca del cielo, pensando, recordando, quizás por aquello que los domingos uno le dedica un momento al arte, al ocio, a la relajación, a la desconexión, la meditación, a la naturaleza, a la religión, cada quien tiene su método, pero se suele hacer los fines de semana, y parece que los sábados, como abre todo por las mañanas, no nos da tiempo. Pues hoy tuve un poco flojos mis pulmones, por el asma alérgico éste de la primavera, así que me tocó ir a que me pusieran oxígeno y esas cosas que te hacen en los hospitales, y no sé si por efecto del oxígeno o por el cansancio de dormir mal me quedé en blanco y comencé a observar, una serie de cosas, detalles de las cosas, pero lo que más me llamó la atención fué un niño que estaba en frente de mi que tenía un lunar en forma de ciervo en la frente, y tuvimos ésta conversación:

Nana: Tienes un ciervo en la frente.
Juanca: Que? (tose)
Nana: Un ciervo!! Tienes un lunar que parece un ciervo.
Juanca: Me llamo Juanca, de Juan Carlos y tu?
Nana: Yo, Mariana
Juanca: Ah, así se llama un primo mío, pero en chico.
Nana: Cuantos años tienes?
Juanca: Tengo siete años, no sabía que tenía un ciervo, ¿aquí?.
Nana: No, mas arriba, en la frente.
Juanca: Debe ser porque una vez tuve un sueño con un ciervo, que teníamos uno en casa y que dormía en mi cuarto, me daba miedo pero luego me gustó. 
Nana: Y ahora se te quedó el ciervo en la cabeza!
Juanca: Seguro que cuando sea mayor se me quita. ¿A las chicas les gustan los ciervos?
Nana: No se, no las conozco a todas.
Juanca: Bueno... pues a ti te gustan?
Nana: A mi si. Me gusta mucho el tuyo, te queda muy bien.
Juanca: (se ríe) ¿Y tu que animal tienes en la cabeza?

En ese momento entró la enfermera y tajantemente interrumpió la conversación. Le quitaron la mascarilla a Juanca, pegó un grito diciendo "Adiós"  y él y su padre salieron de la habitación.

Ese fue mi momento de meditación, el encuentro con Juanca fue inspirador, purificador, feliz, o quizás fue el oxígeno, o las dos cosas, no se, pero llegue a mi casa renovada.

Ah, era un pulpo, el animal que tenía en mi cabeza.

1 comentario:

  1. Me encantan estos encuentros tan inocentes y cargados de "un no sé qué que qué sé yo". ¡Gracias por compartirlo! Tiene mucha enjundia. Saludos.

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