sábado, 31 de agosto de 2013

El viaje que destapó la valentía.

Ha sido un verano super intenso, y me he alejado de escribir porque tenia muchas cosas que resolver y resulta que hoy creo que ya las he resuelto y se han destaponado mis ideas, así que hoy toca leer mis percepciones de las cosas que pueden atraer a la felicidad, lo advierto por si hay otro blog mas entretenido por ahí.

La intensidad con la que se aprecian los viajes cambia drásticamente dependiendo con quien compartas la experiencia.  A veces hay viajes que sirven para conocer los monumentos, otros viajes son para conocer las ciudades y las personas que viven en esas ciudades, sus culturas, sus costumbres culinarias, festivas y tantas cosas mas. Yo escribo esto en memoria de esos viajes que sin querer hacen que descubras una versión mejorada de ti mismo.

No me di cuenta hasta que entré por la puerta de mi casa, entonces descubrí que era una nueva persona entrando a una casa distinta de la que había salido. La versión de mi misma había cambiado radicalmente, una especie de catarsis, de limpieza involuntaria. Verte a través de los ojos de alguien mas que despierta sensaciones fuertes relacionadas a la felicidad y al bienestar, a la libertad.

La Alhambra es un maravilloso paseo, a pesar del calor y del silencio que evoca en la gente estar caminando por semejantes jardines. Hicimos un nuevo recorrido fijandonos en cosas mas modernas y frecuentes como eran esas personas en el momento que fotografían su percepción de la Alhambra, retratamos a la gente que retrata sus recuerdos. Algunos son mas organizados, otros mas expontáneos, estaban los románticos, los divertidos, las familias tiernas y alguna adolescente, que estimulada por su padre, posaba cual modelo de portada de peli porno teenager, cosas de estas típicas vamos. Así que nuestro paseo fue una mezcla entre lo viejo y el factor que lo reactiva, la gente. Salieron mas comentarios relacionados a las personas que a los escenarios, aunque alguna letra de la Alhambra toqué, que por supuesto me regañaron por eso, la Alhambra NO SE TOCA!.

No digo que haya sido ésto el factor clave de mi catarsis, es solo una de las consecuencias de la sensación que activó la manera de sentir el viaje. Esa sensación de estar con los poros abiertos, (también por los baños árabes a los que fuimos) que por los ojos te entran formas y colores en los que antes no te habiasfijado, que tu corazón parece que canta, olores que te llevan a la infancia y que sin darte cuenta tocan el interruptor de la mas profunda felicidad, felicidad, felicidad... ya he escrito unas cuantas veces esa palabra y no es por ser redundante, es porque me he dado cuenta que pase lo que pase, todos los esfuerzos valen la pena.

 Salobreña desde el castillo.

 Ventana del castillo de Salobreña, estabamos muertos.

 Señor que fotografíaba la Alhambra y su esposa al lado.

Viajar, vivir experiencias con gente nueva, comer cosas que no se han probado aún, tocar instrumentos que no se saben tocar, dar besitos de amor a las personas que nos hacen felices.....en donde sea, todo esto convierte un desierto en un bosque con arenas hermosas a la orilla de una playa perdida parecida a la de Almuñecar, donde se te olvida tu nombre y solo sientes tu YO feliz capaz de cualquier cosa.



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